Dibuix de Rafel Baitg (1976) |
Para mi la
disciplina no es en absoluto,
indispensable, ni siquiera necesaria. Ahora bien, el quid de la cuestión
estriba en la clase de orden que se pretende.
En primer
lugar, vamos a convenir la igualdad entre Orden y Organización. Este segundo
término engloba al primero y hace más fácil la comprensión de lo que sigue.
Toda organización está encaminada a un fin o fines concretos y determinados. Es
aquí donde radica el hecho de la imposición del orden o la libre
organización de los individuos.
Actualmente
se acepta, en general, el razonamiento de que la disciplina (entendida como
conjunto de normas que se imponen a una sociedad) es imprescindible en la
sociedad (en general y en “sociedades” parciales como el ejército u otras
instituciones jerarquizadas) para mantener el orden y por tanto impedir el
libertinaje que llevaría a la sociedad humana a la autodestrucción.
¿Por qué
este razonamiento es válido en las actuales estructuras sociales? Simplemente
por una razón fundamental: porque los fines que se han marcado y se marcan
no los fijan todos los componentes del grupo social, sino unos pocos. Al
ser de esta forma, esa minoría que fija el punto de llegada, debe de fijar
también el camino y lógicamente imponer “su” disciplina a todo el resto del
grupo social.
Indudablemente
con esa estructura la disciplina es imprescindible.
En cambio,
si como es de pura lógica, el camino y el fin perseguido por una sociedad lo
decidieran y marcaran todos sus componentes, la disciplina (en el sentido antes
referido) no tendría que existir. Existiría en todo caso una especie de
disciplina, o mejor autodisciplina de cada individuo del grupo social.
Con todo
este desarrollo, nos aparece un nuevo componente en la profundización en busca
de la libertad: Los fines. Quién los crea o a quién sirven. Parece
un poco absurdo hablar de fines. ¿Hemos de plantear nuestra existencia
planificando unos fines? Pienso que sí.
Con respecto
al problema de los fines o el por qué de la existencia, basta echar un vistazo
a la historia, para comprender que no existe una unanimidad de criterios, sino
que estos evolucionan paralelamente al Hombre. Lo que sí ha sido tónica
general, es el intentar encontrar un sentido a la existencia humana. Esto es,
por demás, lógico. Sin embargo, la diferencia principal está en que mientras
unos basan este sentido en un “más allá”, otros eliminan este “más allá” para buscar su razón última en el presente.
Así en una gran cantidad de civilizaciones y de culturas, la existencia no era
más que un periodo de transición, de preparación para una nueva vida posterior,
que consideran la definitiva. Los Vikingos tenían su Wall-Hallah, los
Cristianos (aún hay) su Cielo, numerosas tribus de América y de África sus
Paraísos…etc.
Otros basan
su existencia, o la dedican a conseguir una perfección en todos los campos,
como por ejemplo algunos pueblos orientales. Si bien esa perfección por ellos
buscada es una perfección en el plano individual.
Tanto una
posiciones como otras tienen fácil explicación y hasta cierto punto
justificación. El desconocimiento de las causas de innumerables fenómenos
naturales, hace que en una determinada época (muy amplia en el tiempo) se
hubiera de recurrir a la intervención divina, para dar explicación a toda una
serie interminable de hechos, que hoy día, por supuesto, tienen una explicación
racional. Así vemos que en el S. XX, no se recurre nunca a la intervención
divina sino que absolutamente todos los fenómenos tienen una explicación,
digamos, técnica o biológica…etc. Entonces ¿por qué subsisten las creencias
religiosas, los dioses omnipotentes? No existe una sola razón; son varias y
trataré de dar mi explicación a este hecho.
Ya he dicho
como y porque de las religiones en un determinado momento. Sigamos la
evolución. Se van encontrando explicaciones a los fenómenos; explicaciones
científicas y a la par que esto sucede, lógicamente, la religión va perdiendo
parte de su razón. Así se explica la persecución que los científicos sufrieron
en distintas épocas por “defender herejías”. Claro que forzosamente las cosas
fueron evolucionando (la evolución no se puede entorpecer con la represión). Y
definitivamente la Religión /es
perdieron ese carácter de panacea para todos los males, para, eso sí, cambiar
su estructura y amoldarse a las circunstancias.
Toda esa
larga época de predominio, digamos, “geocéntrico” proporcionó, y ahora estoy
hablando en concreto de la Iglesia Católica
(como modelo mastodóntico de este estudio) un gran poder a la Iglesia. Poder que se traducía
básicamente en riquezas, tierras, influencia política… (en determinadas épocas
creo que el mundo occidental fue regido por la Iglesia ). Al producirse la
“desvalorización” de la
Iglesia , esta hizo valer su poder económico y político
dejando un poco de lado el aspecto doctrinal. Esto nos acerca al presente siglo
en que de nuevo la Iglesia
se está viendo forzada a remodelar su imagen para adaptarse al ritmo evolutivo.
Como se ve siempre ha ido a la par de la evolución, que por otra parte, aunque
lo ha intentado, nunca ha podido detener.
Parecido ha
sido el recorrido de las creencias Mahometanas. En los países árabes se
comprueba hoy día como la religión (no como conjunto de principios doctrinales)
como conjunto de poderes político-económicos se debate en enfrentamientos con
otras corrientes para su mantenimiento.
Sin datar. Probablemente entre el 75 y
el 77
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